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El Rescate De La Luz

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© EL RESCATE DE LA LUZ. EL ORIGEN DE NAI SAÁ Y NAI TS’UI, SEÑORES DEL SOL Y LA LUNA


–  Este libreto tiene Derechos de Autor.  

–   El autor de este libreto es Eduardo Bravo Macias.

–   Este libreto completo, ni extractos de este libreto, podrán publicarse o distribuirse en ninguna otra página web, blog, o foro, sin el consentimiento escrito de su autor.  Para solicitar autorizacion escribir a: ebravomac@gmail.com

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–  El autor autoriza a que se realicen las adaptaciones al libreto que se ajusten a las necesidades de los realizadores, siempre y cuando se respeten los nombres de los personajes y su origen.


–  El autor autoriza a que se realicen reproducciones impresas de
l libreto para su estudio, no para su venta.


–  El autor autoriza a que se realice esta obra en su escuela, salón de clases, teatro, comunidad, etc. y agradecerá envíen fotos y reseña de la puesta en escena a: ebravomac@gmail.com


EL RESCATE DE LA LUZ. EL ORIGEN DE NAI SAÁ Y NAI TS’UI, SEÑORES DEL SOL Y LA LUNA


La historia sucede en una época mítica, muy antigua, en los principios del mundo y la humanidad. Los vestuarios, utilería y escenografía será, en consecuencia, primitivos, con indicios de que se desarrollarán en un futuro en estética olmeca preclásica.


PERSONAJES:


MADRE: mujer humana, 20-30 años


HIJO: niño(a) humano(a) 4-6 años


CHJON JTE’E: bruja de aspecto espantoso, edad indefinida


NAI SAÁ: niño 7-9 años, fuerte y ágil. De preferencia gemelo de Nai Ts’ui. Señor de la luna.


NAI TS’UI: niño 7-9 años, fuete y ágil. De preferencia gemelo de Nai Saá. Señor del sol.


LA’A 1: niña(o) 5-7 años. Duende travieso, cabello blanco


LA’A 2: niña(o) 5-7 años. Duende travieso, cabello blanco


ACTO I


Escena 1


(OSCURO. Se escucha el sonido de un inclemente viento.)


HIJO: ¡Mamá!… Tengo mucho frío.


MADRE: Tranquilo, papá no debe tardar en regresar con leña para el fogón…


HIJO: ¡pero ya tardó mucho!


MADRE: Ay hijito… Desde que esa malvada mujer se robó la luz todo es más difícil. Hasta los enormes árboles que crecían junto al río han comenzado a morir.


HIJO: ¡Maldita bruja! Cuando sea grande…


MADRE: ¡Shh!


HIJO: (alarmado, susurra) ¿Qué pasa mamá?


MADRE: (asustada) ¡Es ella!… Viene para acá… Cállate hijito… Resiste…


(Se hace un silencio absoluto. Lentos pasos se acercan acompañados de una aterradora respiración pausada y anteceden a la entrada de CHJON JTE’E, quien camina trabajosamente apoyada en un improvisado bastón hecho de una rama nudosa y aún con corteza. CHJON JTE’E lleva en una mano una esfera luminosa con la que se descubre al pasar que la MADRE y el HIJO están ocultos tras un raquítico matorral sin hojas. En cuanto ella pasa, la MADRE hace una seña al HIJO y ambos escapan. CHJON JTE’E escucha el rumor de los pasos de quienes escapan y se detiene. Mira en esa dirección y adelanta un poco la mano con la esfera luminosa.)


CHJON JTE’E: ¡Vengan, cobardes!… ¡Vengan que no he comido desde hace mucho tiempo!


HIJO: ¡Tonta! Cuando te robaste la luz comenzaste a matar al mundo.


MADRE: ¡Que los Chikones nos ayuden! ¡Niño imprudente, cállate!… ¡Corre!


(CHJON JTE’E ríe con carcajadas burlonas. Los pasos de la MADRE y el HIJO se pierden en la lejanía. CHJON JTE’E mira a su alrededor con ayuda de la esfera luminosa. Busca alrededor del escenario, cada vez más frustrada y ansiosa. Se acerca a proscenio y de pronto se deja caer al suelo. Como si fuera un tesoro, CHJON JTE’E toma una pequeña planta de maíz, minúscula y enferma, pero aún claramente identificable. Con una sonrisa avara, CHJON JTE’E recoge las 3 pequeñas mazorcas. Cuidadosamente husmea en busca de intrusos y coloca las mazorcas en el centro del escenario. Animada por el hallazgo, CHJON JTE’E busca nuevamente alrededor del escenario, alejándose del montón de maíz. Las traviesas risas de un par de LA’A se escuchan misteriosas, rodeando el escenario.)


CHJON JTE’E: ¡Malditos La’a! ¡Lárguense! Vayan a molestar a otro.


LA’A 1: ¡Ya nos vamos, vieja enojona!


LA’A 2: ¡Como si el mundo fuera tuyo!


LA’A 1: ¡Ah, y gracias por los maicitos! Jejeje


CHJON JTE’E: ¡No! ¡¡Déjenlos, son míos! Si los tocan…


(A pesar de su prisa, cuando la CHJON JTE’E regresa a donde dejó las mazorcas encuentra en su lugar un par de huevos amarillo brillante.)


LA’A 2: ¡No seas enojona! Ahí te dejamos esos huevos a cambio…


LA’A 1: ¡Nos vemos!


CHJON JTE’E: ¡Donde los agarre ya verán! Ni todos los Chikones juntos podrán salvarlos.


LA’A 2: ¡Eres muy lenta para alcanzarnos! jejeje ¡Adiós!


(Desconfiada, la CHJON JTE’E observa los huevos. Son más grandes de lo normal y definitivamente el amarillo fosforescente de su cascarón no es normal. Los huele, los agita y escucha su interior. Resignada y hambrienta, CHJON JTE’E echa los huevos en un morral y sale, maldiciendo en voz baja.)


ACTO II


ESCENA 1


(Casa de la CHJON JTE’E. Un fogón, un catre y una mesa es todo el mobiliario de la modesta choza. Todo parece quemado extrañamente, como si hubiera pasado un incendio. Sobre la mesa están los dos huevos. A su lado un cazo vacío, con el borde evidentemente doblado por un fuerte golpe. Entra la CHJON JTE’E cargando una pesada piedra con ambas manos. Haciendo un gran esfuerzo, la deja sobre la piedra. Toma uno de los huevos, lo coloca cuidadosamente en el centro de la mesa. Levanta la piedra y con fuerza intenta romper el huevo, inútilmente. Una y otra vez, cada vez más furiosa, fracasa. Furiosa, cubre los huevos con un sucio trapo.)


CHJON JTE’E: ¡Malditos Cha La’a!… ¡Malditos, malditos, malditos!… Dos días sin poder comer nada y ahora que encuentro algo… ¡Pero ni así harán que les regrese la luz! Esa luz es mía… Sólo mía… Y nadie más que yo podrá disfrutar de su calor…


(Mira orgullosa hacia el fondo de la choza, en donde una cortina de carrizo cuelga sobre una de las paredes. Camina hacia ella y levanta con cuidado una orilla. La luz se escapa por entre los resquicios de la gran roca que cubre un agujero en la pared, donde está guardada la luz. Temblando, la CHJON JTE’E pone sus manos a calentar en los rayos de la luz, aliviada. Después de unos segundos se lleva una mano al estómago. Voltea de nuevo a ver los huevos sobre la mesa y gruñe furiosa.)


CHJON JTE’E: Ya estoy muy cansada… Mañana me encargo de ustedes…


(Extiende un chamuscado petate ante la luz que emerge de la pared. Se recuesta.)  OSCURO.


ESCENA 2


(La luz se enciende lentamente. CHJON JTE’E despierta y se estira. Dobla el petate y lo cuelga en la pared. Se toca el estómago y hace una mueca dolorosa. Se dirige a la mesa y… se detiene en seco.)


CHJON JTE’E: (grita) ¡Mi comida!… ¡Qué pasó con mi comida!


(La tela que cubría a los cascarones descubre que bajo ella el cabello de NAI SAÁ y la planta de los pies de NAI TS’UI, quienes se encuentran en posición fetal formando un óvalo, la cabeza de uno junto al empeine del otro. CHJON JTE’E se apresura y observa incrédula la mesa con los niños bajo la tela sin tocarlos.)


CHJON JTE’E: ¿Y esto…? ¡Mi comida!… ¿Qué pasó con mi comida?


(Nerviosa, arroja la tela al suelo y descubre a NAI SAÁ y NAI TS’UI, quienes permanecen inmóviles entre los cascarones rotos. CHJON JTE’E retira los pedazos de cascarón y levanta el brazo inerte de NAI TS’UI, analizándolos.)


CHJON JTE’E: ¿Esto es mi comida?… pero si parecen Cha La’a… Qué extraño…


(Ella suelta el brazo, que cae sin fuerza.)


CHJON JTE’E: Bueno… No importa… Me estoy muriendo de hambre…


(Da media vuelta y, cerrada, se dirige abajo en medio para dirigirse a la parte de la pared en donde tiene colgados diferentes instrumentos de cocina de madera y obsidiana. Mira los cuchillos. Toma uno de la pared. Muy pequeño. Lo regresa. Sobre la mesa, NAI SAÁ Y NAI TS’UI despiertan con un suspiro. Ágilmente se sientan en cuclillas sobre la mesa y miran atentos a la CHJON JTE’E. Ella sigue escogiendo cuchillos hasta que llega a uno enorme. Asiente satisfecha, lo sostiene con sus manos y sonríe. Da media vuelta y deja caer asustada el cuchillo. NAI SAÁ y NAI TS’UI bajan de un salto de la mesa y corren hacia ella con los brazos abiertos.)


NAI SAÁ: ¡Abuelita!


NAI TS’UI: ¡Venimos a ayudarte!


NAI SAÁ: ¡Nunca más tendrás que trabajar!


NAI TS’UI: Nosotros nos encargaremos de todo por ti.


(NAI SAÁ y NAI TS’UI la abrazan. Ella permanece entre confundida y asustada.)


LA LUZ DEL ESCENARIO SE DISUELVE LENTAMENTE.  TELÓN.


ESCENA 3


ABRE TELÓN:


(La choza está ahora mucho más limpia y ordenada. Mientras que CHJON JTE’E pemanece sentada en un banquito ante los rayos de la luz cautiva tras su pared y es alimentada en la boca por NAI SAÁ, hincado a su lado. NAI TS’UI entra, con un mecapal con dos costales: uno con maíz y otro con frutas. Coloca con cuidado su carga sobre la mesa y sonríe cándido.)


NAI TS’UI: Ya traje comida, abuelita. ¿Estás contenta?


(CHJON JTE’E empuja a NAI SAÁ y lo hace caer de sentón mientras codiciosa se acerca a la mesa. NAI SAÁ sonríe comprensivo y camina tras la CHJON JTE’E.)


CHJON JTE’E: Tengo sed.


(NAI TS’UI y NAI SAÁ corren hasta un cántaro de barro. NAI SAÁ toma una jícara y NAI TS’UI inclina el cántaro. No sale agua.)


CHJON JTE’E: ¿Qué pasa?


NAI SAÁ: ¡Ya se acabó el agua, abuelita!


NAI TS’UI: Pero ahorita vamos por más. ¡Tú no te preocupes!


CHJON JTE’E: ¡Inútiles! ¿Cómo es posible que no haya agua?


NAI SAÁ: Perdón… ¡Ahorita traemos más!


(NAI TS’UI corre a la mesa por el mecapal y NAI SAÁ levanta el cántaro, pero CHJON JTE’E niega con la cabeza. Impaciente, se dirige a la pared, toca la roca con su bastón y la enorme roca se mueve un poco. Ella mete la mano y saca una esfera de luz. Ignora el entusiasmo de los niños y en su lugar les arrebata el cántaro y el mecapal. Sale. NAI SAÁ y NAI TS’UI se quedan quietos, inexpresivos, con la mirada fija en la puerta. Momentos después, una gran sonrisa se dibuja en sus rostros.)


NAI TS’UI: ¡Vamos!


(NAI SAÁ y NAI TS’UI corren hasta la pared que guarda la luz. Arrancan la cortina y con tan sólo colocar una mano sobre la roca, ésta se aparta lentamente, en medio de un ronco ruido. La luz inunda la habitación. Humo comienza a salir de todos los muebles.)


NAI SAÁ: ¡Listo! Mitad y mitad, eh…


NAI TS’UI: ¡Sí! ¡Jala con fuerza! Tenemos que devolver la luz al mundo…


(Con las manos dentro del hueco de la luz ambos jalan hasta que lo que jalan parece ceder. Sacan las manos cada quien con una gran esfera luminosa.)


NAI SAÁ: ¡Vámonos! La Chjon Jte’e ya debe haberse dado cuenta… ¡Corramos hasta la cima del cerro en donde estuvo la luz antes de que se la robara!


NAI TS’UI: No te preocupes, si no puede ni caminar sin su bastón… Pero sí, vámonos. El mundo no puede aguantar más sin luz ni calor.


(Ambos salen corriendo, abrazando las esferas. A su paso, los muebles de la casa se encienden en llamas. Momentos después regresa CHJONT JTE’E con mirada furiosa.)


CHJON JTE’E: ¡Ladrones! ¿Dónde está mi luz? ¡Fueron esos dos chamacos!… Ahorita verán… ¡¡AAAAAHHH!!


(Arroja el bastón y con mirada enloquecida sale corriendo velozmente, aunque con zancadas extrañas, grotescas.)


SE CIERRA TELÓN:


ACTO III


Escena 1


ABRE TELÓN:


(La cima de una enorme montaña. A su alrededor se domina el paisaje desértico. Entra NAI TS’UI. A su paso comienzan a escucharse trinos de aves y lejanas voces alegres. Ya está muy cansado. Camina dando traspiés pero logra llegar hasta la cima. Se deja caer fatigado y con la respiración entrecortada por el esfuerzo.)


NAI TS’UI: Si volvemos a dejar la luz como estaba sobre la cima de este cerro, la Chjon Jte’e la volverá a robar sin ningún problema… No podemos dejarla aquí…


(Mira a su alrededor, en busca de algún escondite sin encontrarlo. Mira montaña abajo.)


NAI TS’UI: ¡Vamos hermano, apúrate! Ya falta poco


NAI SAÁ: (fuera de escena) ¡Voy!… ¡No pensé que fuera tan cansado!


NAI TS’UI: Pues por eso estaba la luz aquí. Es la montaña más grande del mundo… Desde aquí iluminaba toda la mesa de plata por igual.


(NAI TS’UI mira al cielo y sonríe.)


NAI TS’UI: ¡Ya sé!… ¡El cielo!… ¡Lánzala al cielo! Si nos llevamos la luz al cielo ni la Chjon Jte’e ni nadie podrá llevársela de nuevo.


NAI SAÁ: (fuera de escena) ¿Cómo?


(NAI TS’UI toma aire, se yergue sobre la cima y salta con gran impulso, cayendo oculto tras la montaña. La imagen de un sol comienza a ascender desde detrás de la cima de la montaña y la luz del día ilumina el escenario. El sol se detiene en medio del cielo.)


NAI TS’UI: (fuera de escena) ¡Sí! ¿Viste? ¡Un poco más y llegas a la cima!


(Casi a rastras, con las últimas fuerzas que le quedan, entra NAI SAÁ. Casi al llegar a la cima, se deja caer, rendido.)


NAI SAÁ: ¡Ya no puedo!


NAI TS’UI: (fuera de escena) ¡Vamos! Un poco más… sólo toma fuerzas y salta con la luz… ¡Hermano, la bruja viene tras de ti!


NAI SAÁ: No… es… posible…


(NAI SAÁ intenta ponerse de pie. Lo consigue tras un par de intentos. Apenas puede mantenerse. Está agotado. Toma aire e intenta concentrarse para lanzar la esfera.)


NAI TS’UI: (fuera de escena) ¡Ya!… ¡Lánzala y salta!… ¡Vamos!


(NAI SAÁ grita, mientras se esfuerza por levantar sus agotados brazos.)


NAI TS’UI: (fuera de escena) ¡Ya!… ¡¡Hazlo ya!!… ¡¡Nooooo!!


(CHJON JTE’E entra corriendo ágilmente y sostiene por el cuello a NAI SAÁ. NAI TS’UI grita horrorizado, mientras NAI SAÁ lucha débilmente hasta quedar inmóvil. CHJON JTE’E suelta a NAI SAÁ, quien se derrumba a sus pies y queda quieto. Con sonrisa burlona y triunfal, CHJON JTE’E toma la esfera de luz que dejó caer NAI SAÁ y mira al cielo.)


CHJON JTE’E: ¡Es mi luz!… ¡Mía!… ¿Ya viste lo que le pasa a los ladrones? Tú lograste escapar, pero con tu hermano me cobraré aquel maíz que me robaron para engañarme. ¡Baja! ¿No quieres ayudarlo?


NAI TS’UI: (llorando, fuera de escena) ¡Noooo! Hermano…


(CHJON JTE’E se echa al inerte NAI SAÁ sobre su hombro y sale abrazando la esfera de luz. El sol se oculta lentamente. Los cantos de la aves se apagan. La luz se extingue al ocultarse el sol, con el llanto de NAI TS’UI.)


TELÓN


ACTO IV


Escena 1


SE ABRE EL TELÓN


(En el interior de la choza de la CHJON JTE’E, extendido sobre la mesa está NAI SAÁ, rodeado de granos de maíz y frutas. Entra CHJON JTE’E con un enorme cazo y lo coloca en el suelo, junto a la mesa. Va en busca del enorme cuchillo y se dirige a la mesa, con una sonrisa siniestra. En el hueco de la pared brilla la esfera de luz de Nai Saá.)


CHJON JTE’E: Ya vas a ver… ¡Con que querías robarme!… ¿y ya viste? A final de cuentas tu hermano desapareció y ya nada pudo hacer para ayudarte. Se llevó un poco de mi luz… pero todavía tengo una buena parte. Ahora sí, nadie se la llevará. Ni los Chikones siquiera… (ríe divertida por su propio atrevimiento)


(Fuera de la choza se escuchan unas carreras y risas de LA’A. Furiosa, CHJON JTE’E blande el cuchillo y se asoma por la puerta. Por el lado contrario, abriendo los carrizos de la choza, entran corriendo los dos CHA LA’A.)


LA’A 1: ¡Pon atención Chjon Jte’e, que te roban la comida! Jajaja


LA’A 2: ¡Ah, qué sabroso maíz!… ¡Ah!… (mientras abraza la mayor cantidad posible de maíz y frutas, levanta sin querer la mano de NAI SAÁ) ¡Puaj! No, esto te lo dejamos.


(Entra CHJON JTE’E furiosa, con el cuchillo. Los CHA LA’A se ríen a carcajadas y uno sale por la puerta mientras que el otro se escabulle por la abertura entre los carrizos de la choza. CHJON JTE’E se lanza por la abertura y queda atorada entre los carrizos. Patalea e intenta alcanzar frenética al CHA LA’A. Por la puerta principal entra NAI TS’UI, ataviado ahora como una deidad, con el cuerpo color dorado. Intenta levantar a NAI SAÁ, pero éste permanece inmóvil y vuelve a caer sobre la mesa. De pronto surge entre el montón de frutas y maíz amontonados en la mesa la marioneta de un CONEJO, quien mira primero a NAI TS’UI, luego a la CHJON JTE’E y finalmente a NAI SAÁ. NAI TS’UI lo mira sorprendido.)


CONEJO: Nai Ts’ui, Señor del Sol, que nos has traído de regreso la luz y el calor… Veo que tu hermano ha muerto…


NAI TS’UI: No salió como lo habíamos planeado…


CONEJO: ¡Vamos, anímate! Admiro su esfuerzo y el sacrificio que hicieron para beneficiarnos a todos, así que con gusto te ofrezco mi vida para que a cambio regreses a tu hermano y puedan terminar lo que empezaron.


NAI TS’UI: Pero…


CONEJO: ¡No hay tiempo! Esa bruja no estará ahí mucho tiempo.


(NAI TS’UI asiente. Pone una mano sobre la cabeza del CONEJO y otra sobre el pecho de NAI SAÁ. Cierra los ojos concentrándose. Se escucha un sonido extraordinario y el CONEJO queda inerte mientras que NAI SAÁ abre los ojos con un profundo suspiro. NAI TS’UI sonríe y ayuda a NAI SAÁ a sentarse, mientras que CHJON JTE’E continúa luchando para soltarse. De un salto, NAI SAÁ salta de la mesa y corre a tomar la esfera de luz. Se dirige tras NAI TS’UI hacia la puerta, pero antes se detiene en la mesa donde yace el conejo y hace una reverencia.)


NAI SAÁ: ¡Gracias señor conejo! Tu sacrificio será recordado para siempre por todos los habitantes del mundo. Tu imagen estará en mi para siempre.


(Con la esfera de luz descubrimos que NAI SAÁ tiene en el pecho la imagen de un conejo de perfil, en posición similar al “conejo” en la luna.)


Salen.


NAI TS’UI: (fuera de escena) ¡Ya no perdamos tiempo, lánzala!


(El escenario se ilumina con una luz intensa que luego se transforma lentamente en azulosa, recordando las noches de luna llena.)


CHJON JTE’E: ¡Nooo!… ¡Mi luz!… ¡Es mía!… Es mía…


SE CIERRA TELÓN.


(Los CHA LA’A entran corriendo y rompen el proscenio.)


LA’A 1: Así fue como Nai Saá se convirtió en la luna


LA’A 2: y Nai Ts’ui en el Sol.


LA’A 1: Y desde entonces regalan al mundo con la luz y el calor que rescataron de la malvada Chjon Jte’e…


LA’A 2: Que, por cierto, dicen que todavía se escucha en algunas barrancas y cuevas…


LA’A 1: Ocultándose del sol por vergüenza…


LA’A 2: ¡Y coraje!


LA’A 1: Así fue…


LA’A 2: Sí, en serio.


LA’A 1: ¡Nos vemos! Vamos a esperar a un grupo de taladores que quiere pasar por nuestro bosque… ¡el susto que le vamos a dar! Jejeje


(Los CHA LA’A salen corriendo.)


FIN


Autor:  © Eduardo Bravo Macías

Inspirado en relatos de la tradición oral Mazateca de Oaxaca, documentados por Carlos Incháustegui.

México, 2010

ebravomac@gmail.com

www.ebravomac.com

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“Deseo compartir con ustedes este libreto con el fin de despertar el interés en la cultura Mazateca y difundir un poco de su riqueza” – Eduardo Bravo Macias.


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