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EL CONEJO SALVADOR

Los animales del bosque serian felices por siempre, si no viviera allí también el temible león.  Cada vez que salían a buscar alimento tenían que cuidarse, ya que muchas veces varios de ellos no regresaban a su hogar porque caían bajo las garras del hambriento león.  

“Es injusto que no podamos disfrutar de este hermoso lugar”, exclamo el zorro, “la vegetación esta siempre verde, y el agua del rio es fresca y cristalina, pero por culpa del león tenemos que estar siempre escondidos”.   

“Tienes razón, debemos unirnos y hacer algo”, le contesto la ardilla.

El gorila cansado de esta situación decidió resolver ese problema, por lo que una mañana se dirigió a la cueva del león, y al estar frente a él, le dijo: “Querido león, no es bueno para tu salud que corras y te agites cazando todo el día por el bosque.  Por esta razón, y para que no salgas de aquí, todas las mañanas te traeré un animal diferente para que te lo comas”.

“¡Me parece perfecto que te preocupes por mí!”, le respondió el león, “pero debes empezar hoy mismo porque tengo mucha hambre, y si no cumples tu palabra me vere forzado a salir a cazar a todos los animales que yo quiera hasta saciar mi apetito”.  El gorila estuvo de acuerdo, y mas tarde le llevo a un mapache quien se convirtió en su primera comida del día, y así cumpliendo su palabra todos los días le llevaba a un animal diferente.  Gracias a esto, todos los animales del bosque ahora podían caminar libremente en busca de alimento y para beber agua fresca del rio, aunque en realidad lo hacían preocupados ya que cada uno de ellos pensaba que podía ser la próxima víctima de aquel feroz león. 

Un día le llegó el turno al conejo quien no se asombró al saber que pronto moriría, al contrario, él dijo con mucha seguridad:  “Esta bien, muy bien.  No debo tener miedo porque el león no me comerá, ni hoy ni nunca porque tengo un plan”.  Posteriormente se fue al rio, salto al agua, y después de llenarse de lodo se dirigió a la cueva del león.  El león se enfureció al verlo llegar de esa manera, y exclamo: “¿Cómo te atreves a presentarte así ante mí si sabes que hoy saciaras mi apetito?”.  El conejo sin ningún temor, le contesto:  “Querido león, usted me confunde, yo no soy su comida del día de hoy.  Yo me dirigía hacia acá con un gran conejo para usted, pero cerca del rio me encontré con otro león quien me amenazó de muerte, me arrebato al conejo y se fue huyendo de allí llevándoselo con él”.  El león dio un salto y furioso, le pregunto: “¿Acaso hay otro león en el bosque?.  “Si.  Es un león más grande y más fuerte que usted”, le respondió el conejo.  El león se enojó aún más, y le contesto: “¡Llévame con el inmediatamente para verlo con mis propios ojos!”.   El conejo sonrió satisfecho ya que su plan estaba dando resultado, así que llevo al león a un gran pozo de agua.  Al llegar allí, el conejo miro adentro del pozo, y dijo: “Mire, allí adentro está el león y el conejo que me arrebato”.  El león miro en el pozo, y en el agua vio su propio reflejo y con un fuerte rugido, le dijo: “¡Eres un ladrón, devuélveme mi cena!”.  A continuación, salto hacia adentro del pozo para atraparlos, pero nunca más volvió a salir de allí.

Desde entonces los animales del bosque vivieron felices y por siempre agradecidos con el conejo que arriesgo su vida para salvarlos.

AUTOR:  CUENTO AFRICANO

ADAPTADO POR: KIDSINCO

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