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El Error del Gato

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EL ERROR DEL GATO

 

Había una vez un hombre que vivía en una enorme casa que estaba cerca de un lago.  El tenía un hermoso gato negro, y aunque lo quería mucho, él sabía muy bien que era capaz de lastimar a los pequeños pajaritos que habitaban en los frondosos árboles que rodeaban su casa.  Debido a esto, el decidió ponerle un listón con una campanita de plata alrededor del cuello para que sonara cuando caminara y pudiera advertir a los pájaros que él estaba cerca. 

Al gato no le agrado traer la molesta campanita colgada de su cuello, pero no podía contradecir las ordenes de su amo ya que si lo hacía podía arrojarlo a la calle, así que no le quedó más remedio que aceptarla.

Un día, un canario estaba cantando muy alegremente en una de las ramas de un árbol que estaba cerca del lago.  El gato al verlo, se acercó y permaneció cerca del tronco observándolo fijamente, y después le dijo: “Tienes una hermosa voz.  Eres tan bonito, que tu amarillo plumaje resplandece como los rayos del sol.   Me gustaría mucho acercarme a ti para poder escuchar mejor tu dulce melodía”.

El canario, que no era nada ingenuo, le contesto: “Estoy seguro de que quieres acercarte a mí, pero no para verme o escucharme, sino para atraparme, y después comerme”.

El gato fingió que no lo había escuchado, y agrego: ¿Por qué no bajas de esa rama para que pueda escucharte mejor?.  Estoy viejo y cansado, y ya no soy tan ágil como cuando era joven, de otra forma, yo subiría para poder deleitar mis oídos con tu melodiosa voz”.

“Le ofrezco mis disculpas, pero cuando estoy en el suelo no canto tan bien como cuando estoy arriba del árbol”, le contesto el canario. “Pero tú puedes subir, aquí te espero, aunque creo que no podrás hacerlo porque estoy seguro de que ese cascabel te pone muy nervioso porque no puedes moverte con libertad”. 

“Por supuesto que no”, le respondió el gato.  “Este cascabel está muy bonito y estoy orgulloso de llevarlo puesto porque mi amo me dijo que me veía muy guapo.  Además, me explico que me lo puso por mi propia seguridad, porque si llego a perderme, el me podrá encontrarme fácilmente al escuchar su sonido”. 

El canario sonrió, y exclamo: “¡Tu amo tiene razón!.  Te ves muy guapo, y debe confesarte que tanto a mi como a los otros pájaros de este vecindario, también nos gusta escucharlo”. 

El gato era muy astuto, y durante toda la conversación el ascendía lentamente y con dificultad por el árbol para que el canario pensara que en realidad estaba muy viejo, y cuando finalmente llego hasta donde él estaba, se sentó muy tranquilamente, y dijo: “Ya estoy aquí, así que ahora mi pequeño amigo, canta tu mejor canción y hazlo tan fuerte como puedas”.  En realidad, el gato pensaba que el ruido ensordecedor de su canción, ahogaría el sonido del cascabel al intentar atraparlo.  El canario, sabía muy bien cuales eran sus intenciones, así que empezó a cantar suavemente.  El gato se levantó, se acercó un poco al canario, y después se mantuvo quieto.  Al verlo, el pájaro dejo de cantar y extendió sus alas. “No te detengas, por favor, porque me cautivas con tu canto”, dijo el gato al tiempo que se aproximaba un poco más.

El canario sigilosamente se acercó a la orilla de la rama, y le respondió: “Me enorgullece que te guste mi canción, así que la cantare nuevamente para complacerte”.  Entonces, empezó a cantar manteniendo siempre sus ojos fijos sobre aquel cazador, y a medida que el gato se le acercaba, él se dirigía aún más hacia el extremo de la rama.  Repentinamente, el gato como un resorte se abalanzo sobre el canario, quien afortunadamente fue más rápido que él y empezó a volar.  Al quedar fuera de su alcance, el gato cayo estrepitosamente adentro del lago, ya que no se había dado cuenta de que el canario todo el tiempo se había estado moviendo hacia la punta de la rama para evitar que lo atrapara.

Pobre gato, al salir del lago estaba completamente empapado, y cabizbajo empezó a alejarse de allí.  “¿Disfrutaste el chapuzón?”, le grito el pájaro desde lo alto de un árbol.  “Intentaste ponerme una trampa, y tú mismo caíste en ella”.

AUTOR:  ABBIE PHILLIPS WALKER

ADAPTADO POR: KIDSINCO

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